1.- El extraño caso del ex dueño de Lo Jack
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Ricardo Larrondo
LA NACIÓN
Domingo 23 de agosto de 1998
Derivaciones inesperadas podría tener una importante demanda que investiga hoy la justicia norteamericana contra Oldemar Barreiro Laborda, un conspicuo empresario argentino que, hasta hace pocos meses, fue el apoderado de la publicitada recuperadora de vehículos robados Lo Jack y vinculado con diversas personalidades comerciales, políticas y deportivas de nuestro país. Desde hace algunas semanas, un tribunal civil de la ciudad de Nueva York investiga a Barreiro Laborda por una demanda impulsada por el BankBoston, por haber recibido, supuestamente, sumas millonarias en créditos que fueron otorgados por dicha entidad crediticia mediante las hábiles gestiones de un amigo suyo, Ricardo Carrasco. Este hombre se desempeñó en la estratégica jefatura de la División Banca Privada de la sucursal neoyorquina del BankBoston. Desde allí gestionó créditos por más de 73 millones de dólares, muchos de los cuales habrían ido a parar a las manos de Barreiro Laborda.

Barreiro Laborda cultiva su amor por los caballos en un cómodo stud en el hipódromo de Palermo perteneciente al haras Parque Tobelma. Foto: Carlos Lares
Desde marzo último, cuando el banco sospechó de Carrasco y lo citó para aclarar sus turbias actividades, este hombre optó por abandonar su puesto de trabajo, Nueva York y, se presume, también los Estados Unidos. Hoy pesa sobre él una pedido de captura internacional de la Interpol, ordenada por la Corte Federal de Manhattan. Pero para conocer bien a los personajes de esta historia debemos comenzar por Barreiro Laborda, que ha tenido como virtudes la picardía y un agudo olfato para no dejar pasar las oportunidades. Sus relaciones en distintos ámbitos, no siempre de primer nivel, lo llevaron de la nada a manejar un considerable imperio económico durante la última década en nuestro país. Hoy dicen que está al borde de la quiebra, sus amigos lo dejaron solo y promete arrastrar a varios en su caída. Niega, aunque muchos lo afirmen, haber creado un holding cuya cabeza visible es la recuperadora de autos robados Lo Jack, de la que, por medio de una solicitada, anunció en las últimas semanas su desvinculación.
Nació hace 49 años y afirman que se crió en un sencillo hogar de la ciudad pampeana de Macachín, pero, en los padrones electorales nacionales, según constató La Nación , no figura con documento argentino. Un comerciante amigo suyo confió que nació en el Paraguay y, a corta edad, fue llevado a La Pampa. Jamás imaginó que su suerte, la que tropezó varias veces con la ley, le permitiría codearse con su ídolo, Diego Maradona, con el que compartió negocios, y hasta con el hoy presidente Carlos Menem. Tampoco que llegaría al volante de un Ferrari Testarossa colorado hasta la tranquera de una chacra de Cañuelas en procura de fiestas y de placeres para sus amigos. Ni que llegaría a obtener en España, en enero último, el tan rimbombante título de conde de Montenuovo. Una escribana que transita el fuero comercial afirmó que sus acreedores, que no serían pocos, advierten que siempre se cuidó de no tener muchos bienes o sociedades a su nombre. Y si los tuvo, los derivó a terceros. Sus desplazamientos hasta su elegante casona de Olleros y Villanueva, en el barrio de Belgrano, suelen ser, según sus vecinos, como los de un testigo clave al que protege el FBI en las películas: siempre seguido por un grupo de poco amigables guardaespaldas con lentes oscuros y pistolas automáticas en sus cinturas. Su infancia transcurrió junto con su padre, un humilde chacarero. De allí surgió su amor por los equinos, que hoy cultiva en el haras Parque Tobelma y en el elegante stud de Palermo que está ubicado en el puesto Nº 18 del ranking de las mejores caballerizas del país, tal como se dio a conocer públicamente en marzo último.
Avatares juveniles
Quienes conocen íntimamente a Cuqui -como lo apodan sus amigos-, dicen que su veloz carrera empresarial estuvo plagada de visitas a los tribunales, donde enfrentó, con suerte diversa, innumerables demandas, comentó un veterano abogado penalista. Según su prontuario, en 1977, cuando tenía 34 años y vivía en Banfield, policías federales lo sorprendieron in fraganti cuando "limpiaba" el Riachuelo de cascos hundidos, con el auxilio de una grúa y de su socio de entonces. El dúo dijo ser propietario de la empresa Ramallo S.A. y no argumentó que su tarea tuviera fines ecológicos: vendía la chatarra a muy buen precio. Al parecer, la firma no estaba autorizada a retirar las naves sumergidas y, mucho menos, a comercializarlas. Ambos fueron detenidos por la Policía Federal, que, 18 años después, terminaría siendo casi su socia, cuando firmó el convenio con la empresa Lo Jack, para el rescate de automóviles robados. La pasión de Barreiro Laborda por los fierros viene de lejos. El 7 de noviembre de 1986 lo detuvo la División Homicidios y Delitos Graves de la entonces Policía Bonaerense. Por esa causa, el juez penal platense Angel Nelky Martínez lo procesó como presunto integrante de una banda que había robado a mano armada unos 45 automóviles, y que se especializaba en Mercedes-Benz y BMW.
De esa investigación se desprendió que los costosos rodados alemanes eran luego vendidos con documentación apócrifa en países vecinos. El producto de aquella serie de delitos sumaba un millón de dólares. Los sinsabores parecían no tener fin: mientras meditaba sobre su futuro tras las rejas, el entonces juez de instrucción porteño Miguel Pincirolli lo llamó para interrogarlo sobre el vaciamiento de una firma consignataria de hacienda del barrio de Mataderos, situada en la avenida Lisandro de la Torre. Pincirolli lo investigaba por haberse apoderado de esa consignataria mediante engaños, con la complicidad de otros individuos, entre ellos, un escribano. La posterior venta de los activos de la firma provocó su quiebra, por lo que el expediente fue llevado adelante por la jueza en lo comercial Haydeé Cáceres Cano.
Un hombre "presidencial"
Pocos años después, según sostienen algunos de los que fueron sus colaboradores de entonces, otros negocios emprendidos, entrelazados con juicios y otras demandas, lo llevaron a una bonanza que pareció no abandonarlo. No sólo sus aciertos en algunas operaciones estuvieron de su lado. Su casamiento en segundas nupcias con Mónica Elba Díaz -hoy en proceso de divorcio- fue el trampolín que lo lanzó al mundo de las relaciones políticas y del poder. El padre de su esposa, Alberto Díaz Abeijón, es un riojano que supo ganarse la confianza y la amistad de otro comprovinciano no menos famoso: Carlos Saúl Menem. Comenzó como uno de sus asesores y en la actualidad es el secretario de Estado de la Coordinación General de la Unidad Presidente. Barreiro Laborda no tardó en conquistar la simpatía del ahora primer mandatario. Sólo no coincidían en su amores por los clubes de fútbol, pues Cuqui es fanático de Boca y el Presidente, de River. Pese a ello, el hoy jefe del Estado accedió a ser el padrino de su segunda hija, Marisol, que hoy tiene 16 años. Tampoco perdió la oportunidad de gozar de los beneficios del poder de su suegro, pues habría enviado a imprimir tarjetas con su nombre, con el rótulo de "asesor presidencial", que distribuyó entre comerciantes de una cooperativa de Pehuajó.
Justamente en un juzgado de ese departamento judicial bonaerense se tramita una causa en la que se lo cita en un negocio no muy claro, según apuntó un abogado platense. En su nueva etapa comercial, en mayo de 1991 constituyó junto con su mujer la sociedad anónima Succes Trading, una firma de servicios de consultoría. Cuatro años después surgió la famosa Lo Jack Argentina S.A., en cuya acta de constitución figura que el 75 por ciento de las acciones pertenece a Succes Trading y el resto a la firma Servicios, Informática y Gestión S.A. Pese a que hasta hace pocas semanas se desvinculó como apoderado de Lo Jack porque, según una solicitada: "Razones personales me han llevado al alejamiento definitivo de las empresas que lo explotan". Barreiro Laborda era el virtual propietario del holding que sustentaba a la recuperadora de vehículos. Un importante empresario confió a La Nación que la compra de la licencia le habría llegado de la mano de la ex diputada Adelina Dalesio de Viola, muy conocida por el empresario cubano Jorge Mas Canosa, por aquel entonces representante en América latina de la compañía norteamericana Lo Jack International. Pero por esos vericuetos legales-económicos y tal como se anunció en diversas publicidades, Lo Jack está conformado por seis empresas: Compañía Boston Capitol Argentina S.A.; Lo Jack Argentina S.A.; Numancia Seguros S.A.; Tobelma Country Horse S.A.; Agropecuaria del Cerro S.A., y Telecard S.A.
Llegada a la Policía Federal
Esta última firma, de la mano de un funcionario que hoy en fuentes gubernamentales no quieren recordar, llegó hasta la jefatura del Departamento Central de Policía. El 19 de mayo de 1995 suscribió el contrato con la Policía Federal Argentina (PFA), para poner en marcha un eficaz sistema vigente en los Estados Unidos para la recuperación, en dos horas, de vehículos robados, una actividad que bien conoció Barreiro Laborda quien, curiosamente, no figura como directivo de Telecard S.A., es decir, que parece estar ajeno a este convenio. En dicho contrato, al que tuvo acceso La Nación , se estipula que la PFA recibirá de Telecard S.A. un 21 por ciento del precio del canon y de la habilitación de los equipos abonados al sistema. Es decir, la instalación del equipo básico cuesta $ 380 y el más caro, $ 480, en tanto que el abono mensual es el 7 por mil del valor del vehículo. Un buen negocio para las partes. Eso sí, siempre que estén con las cuentas al día. En 1996 se informó a la prensa que Lo Jack invirtió 20 millones de pesos para, entre otras cosas, expandirse a Uruguay, Brasil y Paraguay. Justamente, en este último país, algunos empresarios, quizá movidos por algún interés, siguen esperando hoy dicho desembarco que, cada vez, parece más lejos. A fines de agosto del año último, Lo Jack anunció que controlaba el 74 por ciento del mercado de recuperación de vehículos robados y alcanzaba una facturación anual de algo más de cuatro millones de pesos. Sus optimistas directivos, por aquel entonces, vaticinaban que el crecimiento de la firma haría posible que en los próximos dos años facturará algo más de 250 millones. Hoy esa perspectiva parece lejana.
Una curiosa mora
Hace pocos meses, altas fuentes de la PFA corroboraron a La Nación una información acerca de la existencia de una mora de dos meses en el pago por parte de Telecard. Pero el informante aclaró: "Sólo debían un mes, pues habían colocado cheques a principios de marzo que no se pudieron efectivizar hasta que hace unas semanas se pusieron al día". Se agregó que a este sistema de recuperación de vehículos robados se han adherido algo más de 12.500 personas, que a la PFA le reportan un importe mensual cercano a los 150.000 pesos. Además, se hizo otro jugoso preconvenio con la empresa Fiat Auto Argentina, para que sus unidades ya salieran de fábrica con los dispositivos Lo Jack. Pero, un empresario del sector confió a La Nación que dicha operación aún no se puso en marcha por desinteligencias con las compañías de seguro, las que debían hacerse cargo del pago de los transmisores que se colocarían en los autos. En cuanto al convenio con la PFA, altas fuentes policiales desconocieron que en el contrato con Telecard figure Barreiro Laborda y que él fuera el virtual dueño de Lo Jack. Eso sí, en los prontuarios policiales, figura todavía su detención de marzo de 1977, justamente efectuada por policías federales, quienes hoy prefieren no recordar.
Otro dolor de cabeza
Barreiro Laborda comenzó a padecer otro dolor de cabeza el 7 de septiembre último, cuando el juez de instrucción porteño Héctor Yrimia lo procesó en una causa que se le seguía por los delitos de defraudación y falsificación de documento público, al tiempo que le ordenó un embargo de 150.000 pesos. Meses después, la Cámara del Crimen revocó dicho procesamiento y, ahora, la causa está en manos de otro juez de instrucción, Nelson Jaraso, quien continúa con la investigación. También, según voceros del mercado asegurador, la mano de Barreiro Laborda estuvo muy cerca de las compañías de seguro Defensa, Exelsior, Acuario y Numancia, las que ahora no gozan de buena salud financiera. Tampoco su paso por la pesquera Latar S.A. fue feliz. Desde 1994, los números no habrían cerrado y en el juzgado en lo comercial porteño Nº 1, a cargo del juez Juan José Dieuzeide, se comenzó a tramitar su quiebra. Pese a que, por ahora, no existiría ningún vínculo legal, Ricardo Carrasco, un ejecutivo bancario uruguayo que trabaja en Nueva York, admitió en octubre último ante la justicia argentina que conocía "a nivel comercial" a Barreiro Laborda. Desde marzo último, Carrasco está prófugo de la justicia norteamericana por fraude (ver nota aparte). Ello podría convertirse en un duro golpe económico para Barreiro Laborda pues, según confió un banquero local, en una nota que envió a los Estados Unidos habría reconocido haber recibido importantes sumas de dólares giradas en créditos a través de la gestión de Carrasco. Pero su cuesta abajo parece no detenerse. Fuentes financieras confiaron a La Nación que, hace unas semanas, aparentemente por lo ocurrido en Nueva York, la compañía de seguros General Re habría dado marcha atrás en la adquisición de Lo Jack en nuestro país, que ya se había anunciado como un hecho.
En la mira
La posible crisis financiera que envuelve hoy a Barreiro Laborda se habría agravado en los últimos tiempos, pues las autoridades nacionales financieras, crediticias e impositivas lo tienen en la mira. Sus antecedentes económicos no son halagüeños. Basta como ejemplo su participación en la ya citada pesquera Latar S.A., donde en septiembre de 1989, el Banco Central de la República Argentina (BCRA) lo inhabilitó para operar en cuentas corrientes a solicitud del Banco de La Rioja. La historia se repitió tres años después, por pedido de un banco de origen europeo que opera en nuestro medio. Hace un año, el BCRA lo golpeó de nuevo, esta vez por el impulso de un fallo de la justicia en lo comercial que lo inhibió de operar en el sistema financiero, decretó el cierre total de todas sus cuentas y la clausura de cajas de seguridad. Ahora, confiaron fuentes gubernamentales a La Nación , la Dirección de Inteligencia de la Dirección General Impositiva no le pierde pisada y trata de establecer si en sus manejos financieros pudo, en algún momento, haber evadido al fisco. Esta difícil situación haría tambalear la frágil escalera por la que subió para alcanzar fama y dinero. Dicen que hoy a los que caminan a su lado ya les transpira la frente.
Ricardo Carrasco, un amigo en apuros
Buscado: el jefe de la División Banca Privada del Bank Boston de Nueva York, íntimo de Barreiro Laborda, tiene captura internacional. El nombre de Ricardo S. Carrasco no decía mucho para los conocedores del ámbito económico local, pero en las últimos meses alcanzó una triste notoriedad al ser buscado por la justicia norteamericana por estafas con créditos por más de 73 millones de dólares, muchos de los cuales concedió a su amigo Oldemar Carlos Barreiro Laborda. Hoy, muchos quieren olvidar su nombre, pero no es fácil y, más todavía, cuando quedó escrito en una causa judicial en nuestro país. Según pudo establecer La Nación , Carrasco figura en una interesante declaración en el juzgado de instrucción porteño Nº 43, a cargo del juez Héctor Yrimia. En octubre último, Carrasco afirmó que conocía a Barreiro Laborda en el nivel comercial, pero, por adquirir la ciudadanía norteamericana, se amparó en sus derechos de no revelar sus secretos profesionales y decir si compartían negocios o no con él. Carrasco, de 42 años, nació en Montevideo y hace casi dos décadas emprendió una brillante y acelerada carrera en el hoy BankBoston de esa ciudad uruguaya. Su reconocimiento lo llevó a la privilegiada sucursal de Nueva York, donde alcanzó la estratégica jefatura de la División Banca Privada.
Desde allí, las importantes entidades bancarias lanzan generosos emprendimientos e inversiones con clientes potenciales e inversores externos, por lo que dispone del otorgamiento y extensiones de créditos. En la Gran Manzana , Carrasco adquirió notoriedad en la conocida comunidad "gay", en la que tenía intensa actividad durante los fines de semana. Uruguay, precisamente, fue el lugar en el que hace algunos años se habrían conocido Barreiro Laborda y Carrasco, y desde ese entonces, los unió una íntima amistad, que luego se volcó hacia el costado comercial. Ahora hay un punto vinculante, que el propio Carrasco no supo explicar ante la justicia argentina. Figura en un folleto del grupo Lo Jack, que afirma pertenecer a un "holding" de empresas administradas por el Boston Capitol Investment Company Ltd., cuyo domicilio es el 152 West 57th Street, en Nueva York. Justamente allí está situada la sucursal neoyorquina del BankBoston, donde trabaja Carrasco.
El FBI al acecho
Nunca se pudo comprobar la vinculación de Barreiro Laborda con Carrasco, pero desde el 19 de febrero último la cosa cambió. La Federal Bureau of Intelligence (FBI) busca desde ese entonces al ejecutivo bancario por un pedido de captura ordenado por la Corte Federal de Manhattan, tal como lo informó la agencia Norteamérica Reuters. Poco después el influyente periódico The Wall Street Journal, de Nueva York, le dedicó un espacio más que considerable a la cuestión. Publicó entonces que Carrasco está acusado de malversación de fondos y de falsificación de documentos para ayudar a obtener créditos a determinados clientes por un monto superior a los 73 millones de dólares. El 19 de marzo último, Carrasco había sido citado por los directivos del banco para dar explicaciones sobre las irregularidades, pero nunca fue. Desde entonces desapareció de la faz de la Tierra. Abandonó su cómodo departamento que alquilaba en East Village, en cuyas cocheras del edificio guardaba una camioneta todoterreno Toyota Land Cruiser y un automóvil Jaguar último modelo. "Su domicilio tiene el aspecto de alguien que se fue rápidamente. Dejó muchas cosas hermosas y de valor", dijo al periódico The Boston Globe uno de los investigadores del FBI, Joseph Valiquette, que presume que el ejecutivo bancario no habría abandonado aún el estado de Nueva York.
La orden de captura que pesa sobre Carrasco fue dispuesta por un tribunal de la Corte Federal de Manhattan, que investigaría no sólo los desfalcos sino también quiénes fueron los beneficiarios de los oscuros créditos concedidos por Carrasco, pues no se descarta que también existan operaciones de lavado de dinero. Como consecuencia de las acciones ilegales del bancario uruguayo, en abril último, según informó el mismo periódico neoyorquino, el BankBoston inició una acción civil contra Barreiro Laborda, al tiempo que el argentino radicó una demanda contra el banco por haber violado un acuerdo confidencial, según trascendió en el estudio jurídico Volatti and Griffith, de Nueva York, que patrocina a Barreiro Laborda. Sólo se sabe que un tribunal civil neoyorquino ya ha puesto la lupa sobre él y ya ha comenzado a investigarlo sobre los supuestos 60 millones de dólares que obtuvo por medio de las poco claras gestiones que hoy mantienen a Carrasco como un prófugo de la justicia norteamericana. No se descartó, según la misma fuente, que en los próximos días se le envíe a Barreiro Laborda un interrogatorio del citado tribunal civil de Nueva York.
Silencio
Fueron reiteradas las ocasiones en que La Nación pidió entrevistarse con autoridades de Lojack y con Oldemar Barreiro Laborda para requerir opiniones sobre la presente investigación, pero resultaron en vano. Los primeros intentos fueron con la firma recuperadora de autos, donde Liliana Cobas, que dijo ser la gerente comercial, prometió dar una respuesta favorable, pero luego de habérsele dejado dos mensajes en el contestador de su teléfono celular no dio respuesta alguna. Distinta fue la atención dispensada por uno de los abogados de Barreiro Laborda, el ex juez en lo penal económico Julio Virgolini, quien luego de mantener distintos contactos con su cliente -pues dijo que estaba de viaje-, finalmente pidió disculpas y respondió que "no iba a ser posible la entrevista". Según el letrado, Barreiro Laborda prefería "no hablar ahora con la prensa, hasta tanto no resuelva sus problemas legales que mantiene en los Estados Unidos".
http://www.lanacion.com.ar/107945-el-extrano-caso-del-ex-dueno-de-lo-jack
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