855 - Alberto Nisman y la revelación de Gualberto Gualterio

1.- Alberto Nisman y la revelación de Gualberto Gualterio


Dos años después, las pruebas decisivas siguen en veremos y uno de los testimonios más reveladores fue el del cerrajero.

18/01/2017 

 
El cerrajero Gualberto Gualterio Pérez, cuando fue a declarar, el 21 de enero de 2015. FOTO LORENA LUCCA 

"No tengo pruebas pero tampoco tengo dudas. Los espías que no eran espías. Los interrogantes que se convierten en certeza. El suicidio (que estoy convencida) no fue suicidio". El 22 de enero de 2015, el twitter de Cristina Kirchner ardía. "Lo usaron vivo y después lo necesitaron muerto. Así de triste y terrible", escribió. Así de triste y terrible, la ex presidenta nunca llamó a las hijas de Nisman para darles el pésame. Para decirles "Miren, chicas, vamos a investigar lo que le ocurrió a su papá...". Algo. Iara tenía 15 años y Kala, 8. Cristina seguía: "¿Por qué habría de suicidarse alguien que escribe un mensaje en su chat como el que escribe el fiscal Nisman cuando explica a un grupo cerrado de amigos su regreso intempestivo al país?".


Homenaje a Alberto Nisman en la Plaza de Mayo, al cumplirse dos años de su muerte. Foto Juan Tesone

Ella tuiteaba, pero durante los días, meses y años siguientes, los peritos, funcionarios y jueces que le respondían (y aún le responden) hicieron uno de los esfuerzos judiciales más grandes de la historia criminal argentina para que el caso fuese cerrado como un suicidio.  Al principio, lo intentaron borrando toda huella supuesta de más gente en la escena del crimen en el momento en que se apretó el gatillo de la pistola 22 que Lagomarsino dijo que Nisman le pidió. Una pistola que tampoco tenía huellas. Ni de Nisman, ni de Lagomarsino ni de nadie. La pistola que siempre que se disparó dejó marcas de pólvora en los peritos que la probaron, pero no dejó ninguna marca en las manos de Nisman. Si no hay evidencia de que alguien más haya estado en el departamento cuando sonó el disparo entonces no hay evidencia de un crimen. Ese fue el razonamiento lineal que se bajó desde que 60 personas, encabezadas por el ex secretario de Seguridad Sergio Berni, entraron al piso 13 de Puerto Madero con la delicadeza de una manada de búfalos. Es difícil explicar por qué un gobierno actuaría así ante un hecho que le resulta completamente ajeno, aunque la víctima fuese un circunstancial enemigo político. Y es difícil explicar por qué la Justicia no llamó aún a declarar a Cristina Kirchner como testigo, para determinar cómo y cuándo se enteró del hecho, qué órdenes dio a sus interlocutores y si éstas fueron o no cumplidas. Berni declaró que fue él quien le avisó a la ex presidenta. Y ella dijo por cadena nacional que se enteró por la entonces ministra de Seguridad Cecilia Rodríguez, superior de Berni únicamente en los papeles. Con el manejo directo de las fuerzas federales que Berni conservaba para sí en el día a día, es imposible que la Prefectura o la Federal le hayan avisado del suceso a la ministra antes que a él. Hasta hoy no sabemos, porque la Justicia no ha querido averiguarlo, por qué la ex presidenta instaló ese detalle equivocado por cadena nacional. Quizá se confundió.

La larga noche del domingo, mientras la manada de búfalos simulaba profesionalismo y seguridad, culminó con un comunicado oficial informando del asunto. A las 5.14 de la madrugada del lunes 19, un texto del Ministerio de Seguridad de la Nación explicaba que "la puerta se encontraba cerrada con la llave colocada en la cerradura por dentro". Un suicidio de manual. Pero un hombre llamado Gualberto Gualterio fue a declarar el 21 de enero y embarró la esforzada y prematura hipótesis oficial. "La puerta estaba cerrada así nomás, sin cerradura. Y adentro no había ninguna llave puesta", dijo. Era el cerrajero. Cristina empezó a tuitear al día siguiente.


Homenaje a Alberto Nisman en la Plaza de Mayo, a dos años de su muerte. Foto Juan Tesone

http://www.clarin.com/opinion/nisman-revelaci-gualberto-gualterio_0_BkjuqIpIl.html


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