EA 494 - Hospital Balestrini, una naranja vacía

Hospital Balestrini, una naranja vacía

Inaugurado cinco veces, apenas si funciona. Iba a ser “Materno-Infantil”, pero es “de Agudos” y rápido para derivar. El drama de la salud en La Matanza. 


Primero fue gris, luego rojo, pero en las últimas tres de las cinco inauguraciones ya era naranja. Miles de litros de pintura insumió esa inmensa fachada del color que identifica al gobierno bonaerense de Daniel Scioli. Cruzo el puente peatonal sobre la ruta 21, en Ciudad Evita, y entro en el hospital provincial Alberto Balestrini, una mole gigantesca, separada por un alambrado perimetral de un área de viviendas precarias que los lugareños se resisten a llamar villa. 

Son las tres de la tarde y no hay casi nadie. Ni pacientes, ni familiares o amigos, ni gente pidiendo turno o yendo a emergencias. No hay casi médicos, ni técnicos, ni enfermeros, como ya delataba el vacío de la playa de estacionamiento. “Para ver gente tiene que venir a la mañana”, me dirá luego una mujer de limpieza, mientras termina de limpiar los amplios pasillos vacíos.







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Para conseguir un turno en ginecología en una de las dos ventanillas de consulta me aconsejan llegar a las 5 de la mañana, a más tardar a las 6, y esperar la apertura a las 7:30. Los turnos se dan a partir de las 8. Y la atención, para el día que se consiga turno, es de 9 a 13. Veo solo dos áreas con gente en espera: Psicología y Obstetricia, donde hay menos pacientes que terminales color naranja-Scioli que emiten consejos sobre maternidad responsable. 

 El personal de seguridad a la vista se limita a un policía en el frente. Una placa de mármol, a la izquierda de la entrada, reza: “Hospital Materno-Infantil Alberto Balestrini” (por el ex vicegobernador bonaerense y diputado nacional, quien en 2010 sufrió un postrante ACV) y, en vertical, jerarquías: Presidenta Cristina Fernández de Kirchner, Gobernador Daniel Scioli, Intendente Fernando Espinoza, “Pueblo de La Matanza”. Y la fecha: Octubre de 2011. 

El 7 de octubre de 2011, a 16 días de las elecciones presidenciales, Cristina Fernández de Kirchner encabezó allí la primera de las últimas tres inauguraciones. Adelantándose a presuntos titulares de prensa, aclaró que no inauguraba el Hospital completo (algo que desmiente la placa), sino solo un ala “de 20.000 metros cuadrados”, pero habló como si todo estuviera listo.

La presidenta dijo que en más de cien años, en La Matanza se habían hecho sólo dos hospitales provinciales, pero en ocho años el kirchnerismo iba camino de completar tres. A fines de 2014, sin embargo, de los hospitales “kirchneristas”, el único que funciona, muy limitadamente, es el Balestrini. Los otros dos en construcción, uno en Rafael Castillo, otro en Laferrere, serán “inaugurados” en 2015, año electoral. 

En otro pasaje, CFK relató que para esas obras había resignado la compra de un avión presidencial, “porque eran mucho más importantes los hospitales nuevos de La Matanza”. Tanta abnegación no era necesaria: al 30 de septiembre de 2011, una semana antes, el BID llevaba desembolsados, precisa su página web, 72,7 millones de dólares, parte de un crédito por 230 millones a los cuales el gobierno nacional debía sumar otros cien millones, para hacer el Balestrini y otras obras de infraestructura social. 

Al final, como quebrada de emoción, Cristina dijo que Néstor Kirchner y ella se “rompieron el alma” por La Matanza y les aseguró a los matanceros: “Él era uno de ustedes, no tengan dudas …. y yo también soy una de Ustedes”. Pero si la fortuna de la familia presidencial no bastaba para desmentir esa identificación, once meses después de aquel acting la presidenta respondió a una incipiente silbatina en su “diálogo” con estudiantes de la Universidad de Harvard, diciendo, con voz afectada: “… chicos, estamos en Harvard, esas cosas son para La Matanza” ).

En octubre de 2013, a dos semanas de las elecciones legislativas, CFK volvió a “inaugurar” (por segunda vez personalmente, por tercera en su versión anaranjada y por quinta en total) el Balestrini, sumando a la comitiva al primer candidato a diputado nacional por el kirchnerismo en Buenos Aires, Martín Insaurralde. Las pintadas e imágenes de “MI candidato” (era el slogan K, por las iniciales del novio de Jesica Cirio), todavía dominan el puente peatonal.


Un año después de esa inauguración “definitiva”, el Balestrini es, dice Pedro Zamparolo, secretario general de la Asociación de Profesionales de la Salud Pública de La Matanza, “una cáscara vacía”. Según el crédito del BID, debía ser un hospital “Materno-Infantil”, como reza el cartel, pero a octubre de 2014 ha realizado muy pocos partos (por parteras, no por obstetras) y no tiene neonatólogos ni programación de cesáreas, cuenta Patricia Suar, médica del Hospital de Niños de San Justo (cabecera de La Matanza) y presidenta de la Asociación de Profesionales. 

Es una carencia grave. Con dos millones de habitantes, la mitad de ellos menores en “edad pediátrica”, La Matanza es el partido más populoso del conurbano. Si fuera provincia, sería el quinto distrito electoral del país, por detrás del resto de Buenos Aires, Capital Federal, Córdoba y Santa Fe y delante de Mendoza. La llamada “capital nacional del peronismo”, que el PJ gobierna sin interrupción desde 1983, tiene más habitantes que San Juan, La Rioja, Catamarca y San Luis sumados y casi igual cantidad que la Patagonia (Tierra del Fuego, Santa Cruz, Chubut, Neuquén y Río Negro), cuyo territorio abarca un tercio de la Argentina.

Habiendo renunciado a su condición de materno-infantil, el Balestrini funciona como “Hospital de Agudos”. Pero como la consigna del ministro de salud provincial, , Alejandro Collia, y la secretaria de salud de La Matanza, Gabriela Alvarez, es que “en el Balestrini no muera gente”, los “pacientes complicados” son derivados a los otros dos hospitales provinciales en funcionamiento: el Paroissien, en Isidro Casanova, el más antiguo del partido, inaugurado en 1980, durante la dictadura militar, o el Simplemente Evita, sobre la ruta 3, en González Catán, inaugurado en los años de Menem. 

A pesar de sus 44 años, de haber sido construido en terreno inundable y de su deterioro edilicio, que un grupo de profesionales se ocupó de mostrar en un video, el Paroissien sigue siendo el hospital con mayor capacidad profesional. Tiene servicios completos, formados, y tomógrafo propio, explica Luis De Innocenti, que atiende los consultorios externos y llegó a ser propuesto por sus pares para director del Balestrini.

De Innocenti toma las derivaciones como algo natural. “El Balestrini no tiene equipos completos, no tiene tomógrafo, le faltan equipos quirúrgicos, recién en noviembre harán los concursos para completar equipos profesionales”, dice. Poner un hospital en pleno funcionamiento, justifica, puede llevar cuatro años. Esa fue, dice, su experiencia en el Paroissien, que con sus 320 camas hospitalarias aún afronta problemas de exceso de demanda, a menudo muy poco amigable. 

Amén de su cuota de borrachos y drogadictos, el hospital recibe la mayor parte de los baleados y heridos de arma blanca, problema que tiende a agravarse. A principios de octubre de 2014, La Matanza ya había duplicado el número de “muertes en ocasión de robo” de todo 2013: 25, a razón de uno cada doce días. Volviendo al original objetivo pediátrico, Zamparolo dice que el mayor problema del Balestrini es atraer y retener profesionales por los bajos salarios y las malas condiciones de trabajo, entre las cuales sobresale la inseguridad. No es sólo que falten médicos, enfermeras, camilleros, anestesistas, administrativos. 

También faltan policías. Gran parte de los partos que deberían atenderse allí o en centros municipales, como el Hospital de Niños de San Justo o los hospitales (no especializados en pediatría) de González Catán y Laferrere, que figuran en el “Plan Materno Infantil”, terminan en otro partido o en los hospitales porteños, en especial la Maternidad Sardá y los hospitales Alvarez y Santojanni. También el Hospital Posadas y el de Ezeiza, agrega, están llenos de pacientes de La Matanza.

La enumeración de los centros porteños que atienden más partos matanceros habla de la decadencia de la salud pública. La historia del Alvarez se remonta a la apertura, en 1897, del Hospital Vecinal de Flores. El Santojanni nació como ariete sanitario contra la tuberculosis a partir de la donación, en 1929, de 66.000 metros cuadrados y dinero del inmigrante italiano Francesco Santojanni, cuyo hijo había sufrido esa enfermedad. 

La Maternidad Sardá, que atiende 6.000 a 7.000 partos por año, es fruto de la donación de otro inmigrante italiano y se inauguró en 1934. Néstor Oliveri, que atiende una Sala de Salud en el barrio María Elena, en Virrey del Pino, en el sur de La Matanza, calcula que de unos 30.000 partos anuales, apenas unos 5.000 (esto es, menos del 20 por ciento) se realizan en el partido. 

 Es inevitable, dice. Debería haber una cama hospitalaria obstétrica cada 500 niños, pero en La Matanza hay una cada 5.000. Patricia Suar, la presidenta de la Asociación de Profesionales de la Salud, lo sabe bien. El Hospital de Niños de San Justo, en el que trabaja, es el único hospital pediátrico hasta La Plata, y tiene sólo 60 camas pediátricas en internación y 15 en guardia. Agravando esa carencia, el Policlínico de San Justo, uno de los hospitales municipales más grandes de la zona, estuvo cerrado varios años por refacciones. Reabrió hace unos meses, pero todavía no rearmó sus equipos médicos.

La falta de camas pediátricas se agudiza en invierno, con la bronquiolitis, que afecta en especial a los menores de un año. En La Matanza más de la mitad de los habitantes no tiene cloacas ni servicio de agua potable y gran parte de la basura está a cielo abierto, lo que contribuye a la contaminación de la ya pestífera cuenca Matanza-Riachuelo y a la virulencia de las epidemias de bronquiolitis, explica Olivari. 

La sobredemanda de atención y la falta de camas llevó, en 2010, a que el entonces secretario de Salud del partido, Francisco Grosso, dijera que como “los chicos son chicos”, podía atenderse más de uno por cama, lo que indignó a médicos y pacientes y lo llevó a excusarse ante la Sociedad Argentina de Pediatría. 

Luego fue reemplazado por la actual secretaria, Gabriela Alvarez. La falta de camas hospitalarias se agudizó en la “década ganada”. En 2002, precisa un informe de “Ideas de Izquierda” en base a datos oficiales, había 12.653 camas hospitalarias en centros públicos en la provincia de Buenos Aires. En 2012, la cifra se redujo a 12.156. Esto es, un 4 % menos para una población que entre los censos 2001 y 2010 creció 19 % y, en el caso de La Matanza, 41 por ciento.

Suar agrega que el Hospital de Niños de San Justo debe atender, además, chicos de Moreno, Cañuelas, 3 de Febrero y partidos aledaños. Por ahora, la Maternidad Estela de Carloto, en Moreno, no parece haber hecho mucho efecto. Fue “inaugurada” en julio de 2013, en otro acto encabezado por Cristina Fernández y del que también participaron la titular de Abuelas y el entonces candidato K, Martín Insaurralde. Los tres se sacaron una primorosa foto tipo selfie.


En su discurso, la presidenta dijo que la maternidad Carloto atendería 3.000 partos por año, de modo que los hospitales públicos cubrieran la mitad de los 10.000 partos anuales del partido. Quince meses después, el 5 de octubre pasado, Carlotto concurrió a un acto en el mismo lugar, para celebrar junto a Scioli la “semana del prematuro” y el parto número 150, ritmo que cubre el 1 % de los nacimientos en el distrito que, salvo intervalos como ministro provincial o diputado nacional, gobierna desde 1995 el intendente (ahora) kirchnerista Mariano West. 

Aunque más dramático por las condiciones de vida de la población, lo que sucede en partidos como Moreno y La Matanza es lo mismo que sucede a nivel nacional. Es, dice Zamparolo, la misma política de “privatización y vaciamiento de la salud pública” que sigue Juan Manzur, el ministro de Salud de la Nación y miembro más rico del gabinete de Cristina Fernández de Kirchner. 

“En el Balestrini faltan planteles básicos: médicos, enfermeras, camilleros, administrativos, mantenimiento, personal de seguridad. Máquinas y equipos hay, porque con eso curran y hacen las campañas, pero no hay equipos profesionales que los manejen”. La principal carencia es de personal. Pero en vez de llamar a concursos, “hacen las cosas a dedo”, enfatiza Zamparolo. 

Y como los salarios son muy bajos y están prácticamente congelados y las condiciones de trabajo son pésimas y se trabaja a destajo, hay éxodo de profesionales. “Un médico joven -ejemplifica- gana más y trabaja en mejores condiciones en una ambulancia privada que en un hospital. Las nuevas camadas hacen la residencia en los hospitales y emigran. En el caso del Balestrini, completa, “agarraron los jefes de servicios y los amigos del intendente y del gobernador; esos son a dedo, están por chapa, por plata o por compromiso político”.

Las quejas por la provisión de insumos no son generalizadas, pero existen. Gasa y alcohol no faltan, pero en insumos importados, como equipos e instrumentos quirúrgicos hace unos meses empezó a haber carencias. De todos modos, el principal problema es la falta de personal médicos y la causa básica es la cuestión salarial. Suar, que hace 30 años trabaja en el Hospital de Niños de San Justo, explica que un médico joven, tras seis o siete años de universidad y otros tantos de residencia, ingresa con un neto de bolsillo de unos 10.000 pesos por 36 horas semanales de trabajo, que suelen ser muchas más. 

Cuando se hace la hora y hay gente esperando es muy difícil irse. Los que esperan dieron vueltas de un hospital a otro, llevan horas allí y no tienen paciencia ni buenos modos. “Te siguen a la calle, es bravo”, cuenta la profesional. Para peor, de los 10.000 pesos, 3.700 son “presentismo”. 

Cualquier inconveniente, el joven médico pierde más de un tercio del salario, amén de que su perspectiva jubilatoria es pobrísima. “Los nuevos se van enseguida; aquí trabajan en muy malas condiciones y cobran un tercio de lo que pueden ganar en el sector privado; los que estamos hace mucho seguimos, pero en los jóvenes no hay sentido de pertenencia”, explica Suar.

La falta de personal abarca incluso a las enfermeras, pese a que en La Matanza hay Escuela de Enfermería. Las que pueden, pronto emigran al sector privado, como el Hospital Italiano de la zona. Por reglamento, las guardias del Hospital de Niños de San Justo deberían tener 7 pediatras de guardia por día. Y así fue hasta hace unos quince años, cuando se inició el declive. Hoy, hay 3 ó 4 pediatras por guardia. 

El Hospital atiende unas 400 consultas por día, a las que deben sumarse los casos de urgencia. La situación en los hospitales sería mejor, dice Zamparolo, si funcionaran bien los Centros de Emergencia o por Especialidad (Odontológico, Médico de Rehabilitación, de Vías Respiratorias y Alergias, etcétera) y las Salas de Salud en los barrios. Pero allí también campea la escasez. Las salas barriales eran 40 en el 2000. Hoy son 23. Hay ejemplos positivos, como el del Barrio María Elena, que atiende Oliveri, y cuyas prioridades establece la organización barrial, como la atención diaria de 200 chicos en un comedor comunitario.

Pero la falta de médicos termina mandando. Suar pone como ejemplo la propia Asociación de Profesionales de Salud Pública de La Matanza. Hace 30 años éramos 900 en total, dice. Hoy son 950: unos 500 médicos y otros 450 profesionales entre odontólogos, fonoaudiólogos, kinesiólogos. Mientras, la población del partido pasó de los 950.000 habitantes que marcó el censo de 1980 a los casi dos millones de la actualidad. El censo de 1947, en los albores del primer gobierno de Perón, precisó la población matancera en 99.000 habitantes, menos de una vigésima parte de lo que es ahora.

No en vano la llaman “la capital nacional del peronismo”.

Fuente : Plaza de Mayo
Fecha  : 20/10/2014
Por Sergio Serrichio @sergioserrichio

http://www.plazademayo.com/2014/10/hospital-balestrini-una-cascara-vacia-color-naranja/





Un hospital fue inaugurado hace un año y medio pero sigue cerrado


Junto a Scioli, la Presidente presentó en 2011 el Hospital Materno Infantil de La Matanza. No tiene aún fecha de apertura. Hay una denuncia por "falsa inauguración" que no avanza




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La Matanza. Madre de todas las batallas electorales. Conurbano bonaerense. La mole de concreto aparece de la nada, sobre Camino de Cintura y la Ruta 21. Lo que tiene que ser un escenario con familias entrando y saliendo, solo es un monumento de cemento con un cartel que promete un hospital materno infantil. Una promesa que se sostiene en el tiempo. Una promesa que se niega a ser cumplida.

Once días antes de las elecciones presidenciales de octubre de 2011 y un día antes del inicio de la veda para funcionarios, la presidente de la Nación, Cristina Kirchner y el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Daniel Scioli, inauguraron el Hospital Materno Infantil "Alberto Belestrini". Militantes, funcionarios de ambas gestiones y todo el espectro oficialista. La estocada era clara. Inaugurar un hospital en el territorio más vapuleado del conurbano. Quien gana La Matanza gana la provincia.

Hoy, un año y medio después, un perro ladra si alguien se acerca al portón de obra. Un puñado de obreros caminan por las instalaciones, intentando cerrar los últimos detalles para una apertura que todavía sigue sin tener fecha. Desde el Gobierno bonaerense afirman que la apertura no pasará del mes de marzo. En La Matanza ya no creen en palabras políticas.

"Nosotros nos comunicamos con la Defensoría del Pueblo de La Matanza, donde radicamos una denuncia por falsa inauguración, y por el momento no nos han dado ninguna respuesta formal. Nos dicen que están estudiando el expediente. Si bien la Defensoría del Pueblo debiera ser independiente, no lo es en los hechos. Yo estoy evaluando una carta documento a la Defensoría para dejar constancia que no he recibido ninguna respuesta formal", le explicó a Infobae, Mariano Álvarez, ex candidato a intendente de La Matanza. "La situación de la salud pública en La Matanza es dramática. Los hospitales y la salitas que funcionan en el segundo y tercer cordón, los más vulnerables, no cuentan con insumos básicos y tampoco cuentan con especialidades y en algunos casos las que funcionan, no lo hacen con la frecuencia y disponibilidad para atender la demanda de La Matanza", agregó el dirigente.

El hospital fue construido con una inversión de 110 millones de pesos que fueron financiados por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). La Matanza es el distrito bonaerense más populoso y donde se registran el 10 por ciento de la totalidad de nacimientos de la Provincia de Buenos Aires: 30.000 por año. Ante la falta de infraestructura en salud, la mitad de esos nacimientos se producen en Morón o en la Ciudad de Buenos Aires.

El 7 de octubre, toda la comitiva presidencial desembarcó en Ciudad Evita. "La presidenta va a realizar un descubrimiento de placas. Arriba, La Matanza", dijo la locutora oficial de Presidencia. "Día de muy buenas noticias. Día de inauguración y eso tiene que ver con el hospital que hoy se va a inaugurar", redobló la apuesta.

¿Un nuevo Warnes?

"El hecho de no funcionar hace que no sólo no se esté dando el servicio en ese lugar, sino que los hospitales maternales de San Justo, Laferrere y González Catan, cada día dan menos turnos. El de San Justo ya no funciona. La respuesta es que el hospital que se inauguró falsamente va a cubrir la demanda. La gente no tiene donde antenderse", sostuvo Álvarez.

La idea es que el hospital materno infantil "Dr. Alberto Balestrini" de Ciudad Evita cuente con 144 camas para internación general, 14 camas para cuidado intensivo y 15 puestos para neonatología, distribuidas en un total de 77 habitaciones distribuidas en tres pisos. En La Matanza sostienen que el hospital no abre sus puertas porque la provincia, de quien depende el centro, no aseguró el personal necesario para su funcionamiento: 190 médicos, 185 enfermeros, 70 técnicos de laboratorio, radiología y hemoterapia y 75 administrativos.

De los cinco hospitales que hay en La Matanza, dos están en construcción y uno es el que no abrió sus puertas. Los otros dos centros están colapsados.

"El de Laferrere ni siquiera está revocado. Esto demuestra la perversidad del kirchnerismo. La salud pública en La Matanza es crucial y acá montaron una falsa en un tema de gran sensibilidad a dos semanas de las elecciones", aclaró Alvarez.

Un abandono definitivo del edificio puede convertirlo en un nuevo albergue Warnes, aquel símbolo de la desidia, cuya terminación fue frenada por la dictadura que derrocó a Perón en 1955 y finalmente debió ser demolido en los años 90. Es lo que se debería evitar.

La diputada Nacional del PRO, Paula Bertol, presentó el viernes un pedido de informes al Ministerio de Salud de la Nación, en que exige que el Ejecutivo brinde información ante la falta de respuesta sobre la situación del Materno Infantil. "¿El Ministerio de Salud conocía el estado de avance de las obras del Hospital al momento de la participación de la Dra. Fernández de Kirchner en el acto de inauguración del 7 de octubre de 2011?", es una de las tantas inquietudes que solicita Bertol que se respondan. En total son ocho preguntas..

"En caso de respuesta afirmativa a la pregunta formulada en el punto 1, ¿cuáles fueron las razones que aconsejaron la presencia de la señora Presidenta en ese acto dado el hecho de que dicho establecimiento no podría funcionar en el corto o mediano plazo?"

"Si habiéndose comprometido al Estado Nacional en la puesta en marcha de un establecimiento de salud pública, incapaz de prestar servicios en el mediano plazo, se tomaron medidas para contener la demanda de la población inducida a error por la difusión pública de la inauguración?"

"¿Cuál es el monto de los fondos del Estado Nacional invertidos en la construcción del Hospital? ¿Si desde la participación de la señora presidenta en el acto de inauguración, el Estado Nacional ha comprometido mayores fondos?"

"¿Cuál es el monto total de fondos provenientes de instituciones financieras internacionales comprometidos en la construcción del hospital?"

"¿Cómo se ha llevado a la cabo la fiscalización de las obras atento los fondos nacionales e internacionales comprometidos?"

"¿Cuál es el plazo cierto de finalización de la obra"

La presidente no guardó eufemismos, pero después se corrigió. Ya era tarde. "Cuando me comentaba Daniel la idea de ponerle a este Hospital que estamos inaugurando hoy el nombre de Alberto, '¿a vos te parece mal?' me preguntó, y yo le dije que en absoluto, que cuando Néstor era intendente... está bien, acá aclaran que no es inaugurar, estamos exponiendo la obra, muy bien, porque si no mañana nos dedicaban un titular en el diario fenomenal y entonces lo importante no iba a ser que construimos un hospital de 20.000 metros cuadrados, sino que habíamos dicho que lo inaugurábamos cuando en realidad todavía falta un poquito para hacer todo lo de adentro", aclaró CFK, el día que visitó el Hospital.

"La confusión del dominio público con el privado, las especulaciones electoralistas y los hechos falaces, terminan solo perjudicando a todos los argentinos y más aún, como en este caso, a los sectores que demandan por la satisfacción justa de su derecho a la salud", sostuvo Bertol en su presentación.

Presidencia, en su sitio web, sigue sostiendo que el centro médico fue inaugurado. Lo concreto es que ese "poquito" que aseguró Cristina que faltaba se transformó en más de 365 días y la estrategia electoral de campaña quedó al descubierto: había que cortar una cinta, no importaba cómo. El dónde era fundamental: tenía que ser La Matanza, donde se gana la provincia.

Por Juan Cruz Sanz
Fecha  : 8 Feb, 2013
Fuente : Infobae

https://www.infobae.com/2013/02/08/695601-un-hospital-fue-inaugurado-hace-un-ano-y-medio-pero-sigue-cerrado/



El hospital Alberto Ballestrini, en las últimas

Abandono del sistema de salud

Los hospitales públicos de la provincia de Buenos Aires carecen de equipamiento, insumos y personal por falta de pago, en una postal que se repite hasta el cansancio mientras miles de vecinos pasan horas haciendo largas filas para ser atendidos y deben esperar semanas, y hasta meses, para lograr dar con un especialista.


La triste postal del hospital Alberto Balestrini, fotografiada por un paciente.

El hospital Alberto Balestrini fue inaugurado en territorio matancero en 2013 por la por entonces presidenta Cristina Fernández de Kirchner, en homenaje al fallecido vicegobernador de Daniel Scioli.

Con apenas diez años de inaugurado, el reconocido centro de salud al que llegan personas del populoso conurbano bonaerense no da abasto para lograr responder a las necesidades de los pacientes, fruto de la falta de insumos y material médico durante la gestión del ministro de Salud, Nicolás Kreplak.

Un vecino que recurrió al hospital fotografió cómo el personal debe rebuscárselas para cubrir las problemáticas de sus pacientes al encontrarse con una silla de ruedas improvisada con una silla plástica de jardín, a la que incluso le faltan partes.

Ironías de la historia, en el acto de inauguración del nosocomio por cadena nacional, la por entonces presidenta sostuvo: “En 2008, había una partida para renovar el Tango 01 y en ese momento me acordé de La Matanza y lo llamé a Alberto y le dije toda la guita que tengo para el avión va para los hospitales de La Matanza. 

Ahí está el hospital que es más importante que un avión presidencial nuevo”. Paradójicamente, diez años después, mientras el hospital Alberto Balestrini pasa por su peor momento, el gobierno que integra junto a Alberto Fernández compró un nuevo avión presidencial.

Los vecinos deberán seguir esperando respuestas, al menos hasta que desde los gobiernos nacional y provincial logren ordenar la interna que se ciñe en torno al armado de las listas para las próximas elecciones. 

Fuente : www.REALPOLITIK.com.ar
24 DE MAYO DE 2023

https://realpolitik.com.ar/nota/52803/el-hospital-alberto-ballestrini-en-las-ultimas/#Echobox=1685649563

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